Opinión de A Complete Unknown, el biopic sobre Bob Dylan
Algunos y algunas han manifestado que tenían ganas de conocer la opinión de un servidor – ya les avanzo que al no intentar ser objetivo vale tanto como la suya – sobre A Complete Unknown, el biopic sobre Bob Dylan estrenado este fin de semana en España, y con un montón de nominaciones a los próximos Oscar. Insisto, ni pretendo, ni voy a ser objetivo. Así que allá vamos.
Para empezar, y a pesar de estar teóricamente basado en un libro de Elijah Wald, me cuesta creerlo. La estructura puede ser, lo que se dice seguro que no. Wald es un escritor excelso en sus biografías y no creo que los cientos de concesiones que contiene el film hayan surgido de su pluma. Porque supongo que esperan que hable de eso ¿no? De las inexactitudes de la historia. Lo haremos, pero poco. Las hay para dar y tomar. Lo entiendo. Si quieren conocer la verdadera historia de Dylan- o la que él nos ha dejado – busquen un documental, mejor. Esto está pensado para las salas de cine, y como producto cinematográfico funciona. Cierto es que a veces se pasan, como en ese innecesario “Judas” en Newport, pero se comprende e incluso quizá como broma para los más adeptos también tiene su punto. Ha de gustar al gran público y eso sucede. Por cierto, la sala estaba mucho más llena de lo que servidor y parienta esperábamos. Me sorprende, eso sí, que entre la trilogía I Walk The Line, del mismo director, James Mangold, Elvis de Baz Luhrmann y esta cinta, la que menos fiel a la realidad es sea la que nos ocupa. No me extraña que el huidizo Dylan haya dado su beneplácito. Otro simple giro del destino ¿eh Bob?
Llegados a ese punto, al salir del cine pensé que había tres maneras de enfocar la película, y de paso tres posibles audiencias. Quién no sabe nada de Dylan o muy poco, puede salir encantado/a. Ya he dicho que como película funciona, aunque, y que nadie se enfade, he encontrado a veces ¡un exceso de números musicales! Aportan para construir la historia, como sucede con «The Times They Are A-Changin», pero creo que todos no son necesarios. Segundo bloque de personas, las que conocen bastante la historia oficial de Bob. Estas tampoco saldrán defraudadas. Siempre que no se dejen liar. Dulan es caleidoscópico de persé y no pretenderían una película que les aclare cosas. Y en el tercer bloque están aquellos teóricos expertos – aunque hace años que tengo la teoría de que nadie lo es por culpa del propio Dylan – que disfrutarán o no, según como se lo tomen. Si por una vez saben abstraerse de su obsesión y de esas permanentes inexactitudes lo pasarán bien, si no van a sufrir hasta el extremo. De ellos depende, claro.
Yo, que ya no se ni en qué grupo estoy, fui abierto de mente y salí encantado, aunque con ganas de hablar sobre la película y verla alguna otra vez para fundar más las opiniones. Pero, a veces, vale la pena dejar por escrito la primera impresión y a eso hemos ido. Timothée Chalamet está espléndido y no extraña su candidatura a la estatuilla. Parece que el hombre se tiró cinco años aprendiendo a ser Dylan. Lo borda casi siempre. Sobre todo, cuando habla entre dientes o con esas miradas tan dylanianas que parece que te atraviesan ¿Cuántas veces habrá visto este hombre Don’t Look Back? Deben ser cientos. También canta muy bien y solo falla levemente en esas notas que Dylan mantiene muchos segundos donde su voz se hace muy nasal y reconocible, algo que el bueno de Tim no consigue. Pero vaya, insisto en que está como mínimo tan bien como Joaquin Phoenix haciendo de Johnny Cash en I Walk The Line. Por cierto, y ya que estamos, Boyd Holbrook se marca un muy buen Johnny Cash en la película. No me convence tanto Mónica Barbaro como Joan Báez. De hecho, creo que le perjudica la ambigüedad con la que se explica la historia entre ella y Dylan. Primero ella se aprovechó de él y su repertorio, y luego él la trató fatal. Algo que no queda del todo claro en el metraje, a veces tratabillado ¿alguien entiende bien la escena en el Chelsea Hotel? La que sí está estupenda es Elle Fanning como Suze Rotolo (ella, eso sí, era mucho más fuerte de lo que aparece en la película), aunque en una de las cosas que menos entiendo la rebautizan como Sylvie ¡Si no han rebautizado a nadie! Leo que es una petición del propio Dylan porque ella siempre quiso estar en el anonimato. Pero vamos a ver…Si en 2008 antes de su muerte publicó un libro su vida junto a His Bobness. No es la mejor manera de permanecer en el anonimato. No entiendo nada, pero bueno…Y luego está Edward Norton como Pete Seeger. Él está fantástico. Siempre lo está. Pero su papel es con el que más libertades se han tomado. Parece directamente que sin Seeger no hubiera habido Dylan y queda convertido en el centro de todo. Es cierto que durante años se ha presentado a Seeger como el antagonista de la electrificación de Dylan. El hombre que coge un hacha para cortar los cables de la actuación. Wald defiende que no fue así, y probablemente tenga razón. De hecho, en la película, parece entender durante un momento lo que estaba haciendo el chico, algo que suaviza la historia más o menos oficial. Pero de ahí a ser un mentor y la figura clave de la carrera de Dylan hay un abismo. Lo fue de medio Village, leches. Otro candidato al Oscar merecido, aunque su papel sea demasiado poco ajustado.
Y para acabar, la escenografía es fantástica. El ambiente de Nueva York en los sesenta está clavado (supongo, porque no estuve, claro) y todo lo que se cuenta del ambiente folkie de Greenwich Village también. Así que andamos en los que están encantados con la película, asegurando que le daremos más visionados y no garantizando que podamos cambiar de opinión sobre algunas de las cosas aquí apuntadas a modo de vomitera gramatical. Seguiremos informando mientras, como leía – y ya me perdonará que no recuerde el nombre de quien lo firmaba – , Dylan sigue tras la película siendo un completo desconocido. Incluso más.

